EL TIEMPO METEOROLÓGICO Y LA AGRICULTURA A TRAVÉS DE LOS REFRANES
«El cerco al Sol moja al pastor y el de la Luna, lo enjuga».
«Cerco a la Luna, agua segura».
O con estos otros:
«Si no hubiera Mayo, no habría mal año».
«En buena hora venga Mayo, el mes del año».
Y si el refrán está basado en la experiencia y la observación, ¿en qué se basa, por consiguiente, el contrarrefrán?. Si éste ha surgido en la misma área geográfica que aquél no se nos ocurre otro argumento que el de que ha sido inventado por un «contrajechu» (contradictor), que decimos en Garrovillas de Alconétar, a aquellos que gozan con llevar, por llevar, la contraria.
A veces, lo que pueda parecer una contradicción, en realidad no lo es. Por ejemplo, este par de refranes:
«El mejor tuero para Mayo lo quiero».
«En Mayo, fuera el sayo».
Parecen una clara contradicción y, sin embargo, no lo son ya que en Mayo fácilmente podemos encontrarnos con los dos extremos: o que haga mucho frío o mucho calor.
Pero, a pesar de todo, lo normal es que distintas formas de refranes vengan a decir lo mismo. Así, Febrero, que es un mes muy refranero, cuenta con varias formas de decir que su tiempo meteorológico es muy variable. Veamos si no:
«Febrero, un rato malo y otro bueno».
«En Febrero el loco: ningún día se parece a otro».
«En Febrero, un día al sol y otro al brasero».
En ocasiones se dice lo mismo en forma negativa y afirmativa. Así, por ejemplo:
«Si no llueve en Febrero, no hay buenos prados ni buenos centenos».
«Lloviendo en Febrero, buen prado y buen centeno».
En alguna ocasión nos hemos encontrado, en distintas localidades, con un mismo refrán aplicado a dos meses distintos:
«Junio claro y fresquito, para todos bendito».
«Julio claro y fresquito, para todos bendito».
«En marzo, el garbanzal ni nacido ni por sembrar».
«En abril, el garbanzal ni nacido ni por sembrar».
Aquí es obvio que ha habido un cambio de un mes por otro dada la similitud entre sus nombres y, si tuviéramos que aplicar el refrán de uno de ellos, nos inclinaríamos por junio ya que el mes de julio, por estas latitudes, se presta a muy pocas variaciones meteorológica. Pero, en el caso del garbanzal, lo hemos oído referido a abril en la comarca de Montánchez y a marzo en la de Garrovillas de Alconétar, lo cual no es nada extraño si tenemos en cuenta que estas últimas tierras se adelantan, al menos quince días, respecto a aquellas.
Con la fiabilidad del refranero se podrá estar o no de acuerdo; pero hay veces que no queda más remedio que rendirse a la evidencia, como en el caso de estos dos refranes recogidos en Garrovillas de Alconétar y transcritos fonéticamente:
«Pol San Antón tou el avi po; peru pon la que pon».
«Cuandu el mochuelu pía, o eh de nochi o eh de día».
Dicho todo esto parece que uno puede fiarse más de los partes meteorológicos que difunden los medios de comunicación, sobre todo para un corto plazo de dos o tres días, que del refranero; pero hay que reconocer que éste arriesga mucho más pronosticando a largo plazo:
«Luna nueva troná, cuarenta días de inverná».
«Si llueve por Santa Bibiana (2 de Diciembre), llueve cuarenta días y una semana».
«La luna de Octubre, nueve semanas cubre».
Este último se refiere a la luna nueva de Octubre y, aunque uno ni quita ni pone fiabilidad a estos refranes, es curioso que desde que tronó en la luna nueva de Octubre último hasta la fecha actual (12-12-2003) todos los fines de semana de este otoño han sido pasados por agua.
Otras veces, sin embargo, el pronóstico es inmediato y, en estos casos, lo hace con tal autoridad que no te deja lugar a dudas. Otra cosa es que acierte o no.
«Arco iris al poniente, agua al día siguiente».
«Niebla bajera, buena tarde espera».
«Cielo empedrado, a los tres días mojado».
En cuanto a su forma y estructura, los refranes son frases cortas, sentenciosas, normalmente muy próximas al pareado o a la aleluya aunque para ello tenga a veces que recurrir a rimas extremadamente ripiosas. He aquí algunos ejemplos:
«Marzo que comienza borrascoso, pronto se vuelve granizoso».
«Pascua enmarzá, hambre o mortandad».
A veces, la utilización de una voz arcaica, ya en desuso, puede inducirnos a creer en una rima forzada cuando en realidad no es así, como ocurre con este refrán:
«Grillo que en enero canta, viene marzo y lo acallanta».
Y, por último, hay casos en los que la rima ni existe: sólo son frases sentenciosas, con más o menos acierto:
«A mayo no hay quien le quite las flores».
El carácter sentencioso del refranero viene muchas veces reforzado por la elisión del verbo, como ocurre en estos casos:
«Si en Enero, flores; en Mayo, dolores».
«Febrero, mes fullero».
«En Abril, aguas mil».
A veces nos encontramos con un refrán al que se le ha añadido una coletilla, que ha prolongado el refrán inicial. Por ejemplo:
«En febrero busca la sombra el perro».
«En febrero busca la sombra el perro y en marzo, el perro y el amo».
El paulatino abandono de la agricultura en estas comarcas ha hecho que caigan en desuso ciertas expresiones que, si tratásemos de interpretar ahora literalmente, no tendrían sentido. Tal ocurre con estos refranes:
«En Octubre, tu pan cubre»:
«En Octubre el pan ni nacido ni por sembrar».
En ambos casos es obvio que el pan no es el pan sino el trigo del que sale el pan y cubrirlo significa echarlo en la tierra y taparlo, es decir, sembrarlo. Y esto, al menos en estas latitudes, hay que hacerlo en Octubre.