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La sonrisa de eidi

La sonrisa de Eidi

RELATO FINALISTA DEL II CERTAMEN DE RELATOS CORTOS CONTRA LA VIOLENCIA
DE GÉNERO «MANCOMUNIDAD SIERRA DE MONTÁNCHEZ»
AUTORA: Tania Rivera Pérez, 1o de ESO, IES Sierra de Montánchez, Montánchez.
La sonrisa de Eidi
Todo comenzó un día, ella era una niña de 13 años. A las seis y media como
cada mañana sonó el despertador, todavía somnolienta lo buscó encima de la
mesita, cogió el despertador y le dio al pequeño botón de off, odiaba ese
molesto sonido del despertador. Encendió la luz, en el momento que apartó las
sábanas y mantas de invierno la recorrió un escalofrío, era a principios de
diciembre y ya hacía mucho frío. Comenzó a vestirse, luego hizo la cama y bajó
a desayunar. Se abrigó mucho, sus amigas y amigos venían a buscarla, llamaron
ala puerta y cuando los abrió le llegó el olor a invierno, a humedad, no estaba
lloviendo pero estaban empezando a caer algunas gotas. Fueron a la parada del
autobús ya habían llegado todos los demás. Eidi vivía en un pequeño pueblo
de no más de 100 habitantes, su instituto se encontraba a unos 20 kilometres de
su pueblo. A primera hora tenia examen de matemáticas, la verdad es que no se
le daban muy bien las matemáticas pero ella se esforzaba por sacar buenas notas
y darle una alegría a su madre. Cuando era pequeña su padre maltrataba a su
madre la hacía daño psicológicamente y la pegaba, también solía pegarla a ella,
casi siempre lo hacía porque intentaba defender a su madre … por esta razón ella
y su madre tuvieron que huir comenzando una nueva vida lejos de su antigua ciudad.
Decidieron marcharse lejos, muy lejos a algún lugar donde su padre no las
pudiera encontrar jamás, el cambio fue brutal para las dos, dejaron atrás toda
una vida de lujos, aunque eso no era lo más importante, ya que dejaban también
amistades y fa miliares. Aunque tenían la certeza de que aquel hombre, no se
cansaría nunca de buscarlas hasta que las encontrara. Sabía que su padre las
estaría buscando y también sabía que en cualquier momento podría encontrarlas
y volver a aparecer en sus vidas como si nunca hubiera pasado nada, para
hacerlas daño, por eso siempre vivían en el anonimato sin poder recurrir a nadie,
y con miedo de confiar en la persona equivocada. Eidi ayudaba en todo lo que
podía a su madre ya que ella trabajaba fuera y no estaba en casa la mayoría del
tiempo, además, estudiaba mucho para conseguir sacar buenas notas. Llega el recreo salieron al patio ya había salido mucha gente, entré en la cafetería, que
siempre desprendía un agradable olor a comida. La hora del recreo se le pasó
volando, como siempre. Llegó a casa … ¡había sacado un nueve en el examen!
Sabia que su madre se pondría muy contenta, pero al llegar a casa se encontró
con algo que no se esperaba, ¡su padre estaba allí! no se lo podía creer, sus
ilusiones cayeron al suelo recordando el miedo y el pánico que habría sentido
tantas otras veces, no sabía que podía pasar ahora … ¿qué harían ahora que su
padre las nabla encontrado? Seguramente que tendrían que vivir aguantando
sus insultos y sus bofetadas hasta que un día cansadas volvieran a tener que huir
y volver a empezar de nuevo. Se sintió mal. Su padre se dirigió hacia ella, Eidi le
miró a la cara con miedo, el se estaba riendo, le hizo una pregunta, ¿Por qué me
habéis hecho esto? Eidi le respondió que era él quien había provocado esa
situación haciéndolas daño, el le soltó una bofetada, ella no pudo hacer nada,
simplemente callar. Pasaron los días, Eidi vera como su padre iba haciendo que
el estado de ánimo de su madre cayera caca vez mas, la insultaba diciéndole
cosas como: «estás gorda», «no vales para nada», «eres fea» y otros tantos
calificativos, además también la pegaba. Eidi tenía que soportar todos los días
esa situación. EI único momento del día en que se sentía mas segura era por la
noche, se echaba en su cama y comenzaba a imaginarse un mundo en que todo
era perfecto, se iba alejando cada vez más de la realidad hasta que se encontraba
en otro mundo, mundo donde todo era perfecto, casi siempre solía imaginar que
vivía en una pequeña casita en medio del campo y al lado de un gran bosque
con muchas mascotas, siempre nabla sonado con tener mascotas, pero en esta
nueva situación su madre nunca había podido permitirse el lujo de comprarle un
perrito ni nada parecido, ella lo entendía sabía que no estaban bien de dinero
y que su madre no podía estar un mes trabajando simplemente para comprarle
una mascota. Pero ese era su mundo, un mundo donde ella podía imaginarse lo
que quisiera, y como quisiera. Por eso le gustaba tanto ese momento del día en
el que sonaba hasta dormirse, aunque luego al despertar por la mañana se daba
cuenta de que todo había sido un sueño, y se decepcionaba mucho al pensar
eso. Sus notas comenzaron a bajar, su padre había vuelto para destrozarles la
vida. Un día llegó del instituto, había suspendido un examen, abrió la puerta
con cara triste, su padre estaba insultando a su madre. Además cuando su padre
se enteró de la nota que había sacado se puso todavía más furioso, comenzó a
culpar a su madre de que Eidi sacara esas notas, y comenzó a pegarla … ya
cansada de todo Eidi le gritó que parara, que ella no tenía la culpa sino que era
él que las estaba hundiendo, él se dirigió a Eidi dispuesto a darle un bofetón,
pero su madre le agarró el brazo, él se dio la vuelta y el bofetón fue a parar a su
madre, Eidi sintió una gran impotencia, ver como su padre pegaba una vez mas
a su madre, «esto no acabara nunca» pensó Eidi. Se paralizó el tiempo para ella,
en ese momento Eidi se dio cuenta de que su padre y su madre nunca podrían
llegar a ser felices. Por fin abrió los ojos, deseó no estar más allí, así que en un
despiste de su padre Eidi corrió a por el móvil de su madre y sin pensarlo dos
veces entró en su habitación y marcó el número del maltrato. Eidi oía como su
madre lloraba le dieron ganas de llorar a ella también. Todo acabó allí, les
quedaban pocas horas de sufrimiento. Llegó la policía, todavía Eidi recuerda la
imagen de como se llevaban a su padre, era duro y muy triste ver eso, pero esa
era la solución ya no había marcha atrás, pensó en todo el daño que les había
hecho a su madre y a ella. Pasaron los años y por fin encontraron un nuevo
lugar y una nueva vida. Su madre conoció a un hombre maravilloso que las
quería, las respetaba y las cuidaba. Por fin después de muchos años su cara
volvió a lucir una bonita sonrisa. Para Eidi y su madre no fue demasiado tarde,
así que no aguantes ni un solo maltrato DENUNCIA.